Duerme, que viene el coco

viernes, 22 de septiembre de 2017

PROSTITUCIÓN MEDIEVAL


    En el siglo XVI las mancebías estaban reguladas. A los encargados los llamaban «padres». Aquella ramera que ejerciera fuera de esas casas legales era castigada con 100 azotes.
           El castigo para la «abadesa» de un prostíbulo ilegal era el destierro y...cortarle las narices.
           El negocio de la mancebía se adquiría pujando por él en el Ayuntamiento.


          Extraído de «Historia de la prostitución en Andalucía», de Andrés Moreno y Francisco Vázquez.


                                                Imagen: «Lembranzas», de Dick van Baburen.